Dos niños y un pecado
la noche y los rosales, la araña teje placidamente.
El diablo se cobija en sus rojos y azabaches,
mantos de hiena la carne enciende.
El lobo y la sirena, pican su agijon, la tierra y el mar,
gemidos del amor, un tinte celeste pega la gaviota.
Los barcos son labios a la distancia, una estrella ha danzado,
un cometa y dos anuncios.
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